Markus Rothkovitz nació en Rusia en una familia judía que emigró a Oregón en 1910. a partir de 1940 firmó sus obras como Mark Rothko.
Coincidió con Max Weber en la Art Students League de Nueva York en 1924.
Durante los años treinta su pintura estavo dominada por un tipo de figuración expresionista.
Las muestras Cubism and Abstract Art y Fantastic Art, Dada, Surrealism, organizadas en 1936 por Alfred J. Barr en el Museum of Modern Art (MoMA), ejercieron mucha influencia sobre él y su obra derivó hacia planteamientos surrealistas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, conoció a Clyfford Still y ambos comenzaron a investigar las posibilidades de la color field painting (pintura de campos de color). Hacia 1950, Rothko abandonó las referencias figurativas y empezó a desarrollar la personal abstracción que definiría desde entonces su pintura.

Rothko se convertió en uno de los máximos representantes de la abstracción americana -junto a Jackson Pollock y Barnett Newman. Una obra que entrelazó con la tradición europea de lo sublime, entendiendo la pintura como experiencia espiritual.

En sus grandes lienzos, amplios campos de color rectangulares de perfiles indefinidos flotan suspendidos sobre fondos monocromáticos.
Si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción (Mark Rothko, Catálogo de la Exposición 2000-2001, Fundación Joan Miró, Barcelona)
La capilla de Houston
John y Dominique de Menil, un matrimonio de coleccionistas procedente de Houston, Texas, quedaron impresionados por los murales de Rothko en Harvard y por las pinturas inicialmente destinadas al Seagram Building, así que, en 1965, decidieron encargarle varios murales de gran formato que se dispondrían en una futura capilla en la St. Thomas Catholic University de Houston.
Siete lienzos negros y siete lienzos de color ciruela fueron la última declaración artística del pintor dedicada a la espiritualidad sin dogmas. Pueden contemplarse en la Capilla Rothko, en Houston, Texas.